domingo, 10 de abril de 2011

Acercamiento a una forma de expresión: la murga en Uruguay

El carnaval más largo del mundo es, parece, el de Uruguay, que desde los últimos días de enero dura hasta la primera quincena de marzo. Una de las formas artísticas típicas del carnaval es la murga, que consiste en un coro que usa melodías conocidas con textos propios para comentar la actualidad y reírse de ella en la mayoría de las ocasiones.

El ingenio de estas letras, la armonía del coro, su fuerza vocal, los disfraces y la actuación de los componentes sobre el escenario son algunas de los rasgos posibles para analizar esta forma expresiva.

Destino: Murga joven. Espacio, tiempo, circunstancias. Fermentos del concurso oficial, es un nuevo libro escrito en conjunto por dos personas que conocen mucho acerca de murga y de carnaval.

Guzmán Ramos es, casi sin dudas posibles, el mejor periodista de carnaval desde hace varios años. La profundidad de sus análisis no sólo en el género de murga sino en los demás que tiene el carnaval uruguayo, logra interesar y conmover hasta al oyente más alejado del fenómeno.

En este libro, los autores navegan en las letras de las murgas de los últimos 25 años, hasta llegar al último fenómeno interno que revolucionó la murga; el denominado "murga joven". Así como en el rock, los punks decidieron disfrutar de hacer la música que ellos querían con los medios que tenían, y terminaron imponiendo una estética imposible de ignorar, en la murga, un género que tiene ya cien años, los jóvenes impusieron sin proponerselo una nueva estética y nuevas formas de hacer algo. Con menos solemnidad y más desparpajo, con temas que antes no habían sido tratados en el espacio murguero - o carnavalero -, la "murga joven" incluso trajo más público al carnaval, público a quien antes no le había interesado ni acercarse a un "tablado".

Este libro ofrece una muestra de las tendencias que caracterizaron a la murga en los últimos 25 años, a través de sus letras. No sólo para conocer mejor esta forma de expresión característica de Uruguay, sino para pensar junto con las propuestas de cada murga cada año, acerca de nosotros mismos como seres humanos o del mundo, la obra nos ofrece una genial oportunidad de aprendizaje.

domingo, 7 de marzo de 2010

Volvió "Lo que me costó el amor de Laura", de Alejandro Dolina

La volvió a publicar editorial Planeta y se vende en librerías. Tiene forma de libro impreso. La aclaración vale porque con lo digital, un libro en estos tiempos puede existir en forma independiente del papel. Se trata de una "opereta criolla", en definitiva de una ópera: canto, música y diálogos que cuentan una historia.

La obra trae el libreto y los dos CD con la grabación, de modo que es posible escucharla mientras se lee el guión, porque aunque cada canción que compone esta obra puede disfrutarse en forma independeinte, es la historia completa lo que más va a conmover al escucha.

Un amor que se complica, y que uno de los involucrados, el protagonista, intenta entender y arreglar es la esencia de la obra. Ese intento lo lleva a recorrer un camino en el que encontrará distintos personajes que lo ayudarán a entender lo que sucede, o a veces a desesperarse más. Dicho camino tiene la forma de un barrio con sus calles, una figura de la que el autor se vale a menudo también en sus cuentos cortos, como metáfora del mundo.

Los personajes están interpretados por unos cuantos cantantes y músicos célebres, la mayoría de ellos de Argentina. Mercedes Sosa, Sandro, Les Luthiers, pero también Joan Manuel Serrat, Horacio Ferrer, y desde luego Alejandro Dolina. El elenco entonces, es de lujo, y las melodías que ejecutan ofrecen un enorme placer, aunque también un poco de dolor es inevitable por compasión al protagonista.

Alejandro Dolina vuelca su talento valioso en varios ámbitos; la conducción en radio, la narrativa, la música. Es característica suya contar muchas verdades a través del humor, que también está presente en Lo que me costó el amor de Laura. Pero esta obra estaba fuera de circulación en el circuito comercial y entonces faltaba una pieza importante de las creaciones de Dolina, y puede sospecharse que esta es de las preferidas del artista entre todas las de su autoría.

Es de agradecer, quién sabe a quién, que las buenas obras de arte sean fáciles de conseguir, de encontrar. Por suerte ya sucede eso con Lo que me costó el amor de Laura.

martes, 26 de enero de 2010

¿El Kindle eliminará a los libros?

En el Poema de los dones, Borges deja bien claro que una biblioteca es un lugar en el cual puede accederse a muchos mundos, o a todos. No sólo él, seguro, concibe el paraíso como una biblioteca. Cualquier persona que se conmueva con los libros entiende que verlos, pasar sus páginas, llevarlos a la cama, y guardarlos todos juntos en una biblioteca personal, es un placer.

Además de la lectura en sí, el placer de los libros está en el objeto: su forma, su olor, su tamaño, su encuadernación y su diseño de tapa. También el tamaño de las letras impresas, la fuente en que se imprimió el texto, la calidad de las hojas.

Hace poco existe un aparato llamado Kindle, que es electrónico, como si fuera una pequeña computadora, en el cual se pueden "grabar" o albergar allí una cantidad enorme de libros, en forma electrónica. Para muchos esta nueva tecnología es un principio del fin de los libros, que según entienden, se volverán obsoletos y desaparecerán frente a las ventajas que ofrece el Kindle. En un aparato del tamaño tal vez de un libro convencional (y más liviano que un libro en edición de bolsillo según informa la página del producto en amazon.com), entran miles de títulos, bibliotecas enteras. La tecnología de su pantalla imita la sensación de leer en papel, y así evita que la vista del lector se canse luego de un tiempo prolongado frente a la pantalla, como puede suceder con las computadoras. ¿Para qué entonces, llenarse de hojas que se ponen amarillas, se llenan de hongos, se deterioran?

El Kindle tiene algunas ventajas indiscutibles si se usa para viajar. Quienes leen varios libros a la vez pueden tenerlos en el aparato y llevarlos consigo sin agregar peso ni espacio dentro del equipaje. En vacaciones, el Kindle resultará ideal también para cargar menos y llevar varios títulos encima. Para los lectores apasionados esto es una gran ventaja.

Ahora bien, las ventajas del Kindle son particulares, son específicas para el usuario, el dueño del aparato, y la esencia de su uso está en esa particularidad o especificidad. Ese uso no permite un compartir de las obras literarias que contenga el Kindle.

Podría considerarse a un buen libro como una manifestación del espíritu que busca provocar algo en el espíritu del lector. Compartir la lectura de un libro es una forma de generar una unión profunda - espiritual - entre las personas que lo leen. Regalar un libro, con una buena dedicatoria en su primer página en blanco, implica regalar un pedazo de alma de quien entrega dicho regalo. Prestarlo genera el mismo efecto. Aunque la persona que regala no lo haya leído, lo eligió en una librería de acuerdo a la descripción del argumento en la contraportada, al diseño de la tapa, pensando en la persona que recibiría el regalo y en el momento en que se lo daría. Habiéndolo leído, más todavía regalándole su propio ejemplar de una obra a otra persona, ese compartir es todavía mayor.

Un libro en Kindle no se podrá regalar, porque el soporte es propio de su dueño, y de ese soporte no podrá desprenderse si quiere seguir leyendo otras cosas. Tampoco prestarlo, porque entonces el dueño del aparato se quedaría sin lectura por un tiempo. Las dedicatorias escritas en el regalo quedan descartadas, porque no se puede rayar la pantalla sobre la cual luego se leerá.

Tampoco, con el Kindle, una visita podrá ver la biblioteca del dueño de casa, ese pequeño paraíso formado a través de los años y disfrutar de ver lomos de varios libros en estantes y así conocer los intereses del dueño, esto llevar a su vez a una conversación sobre las obras y a esa intimidad que surge cuando dos - o más - personas hablan de las cosas que les gustan. El dueño no podrá ofrecer el prestamo de un libro, la visita no podrá pedirlo, porque por más rato que esté en la casa ajena jamás tendrá oportunidad de conocer su biblioteca. Si la conversación los lleva a hablar de un libro, habrá que recurrir al aparato, pero ninguno de los dos podrá tocarlo, el interesado en la obra no podrá estimar su extensión de acuerdo al grosor del ejemplar y considerar llevarlo consigo para leer en los días próximos.

El acto de la lectura siempre es particular y único, al contrario que el de ver una película, una obra de teatro o escuchar música. Pero terminado el acto de la lectura en un libro, ese montón de páginas encuadernadas puede generar vínculos entre las personas, bastante profundos muchas veces, o al menos una interacción. El montón de plástico del Kindle cumple la función de la primera etapa, la de la lectura, en forma idéntica, pero jamás podrá lograr la segunda.

El teléfono facilitó muchas cosas en la comunicación entre las personas, pero no eliminó la conversación directa, cara a cara. Tal vez hasta generó más, al servir para concretar encuentros más rápidamente. La gente no dejó de verse para hablar por que había teléfono. El Kindle no tendrá por qué provocar que la gente prescinda de los libros como objeto, como ese tesoro que conforman muchas páginas juntas con un texto para ser leído.

martes, 12 de enero de 2010

Los misterios del alma


Muchos lectores estarán acostumbrados a que en los cuentos policiales, el detective descubre y atrapa a delincuentes bastante malos, o del todo. Pero hay un personaje literario que resuelve crímenes aunque no es detective, y en muchos de los casos resueltos, el delincuente no es una persona malvada.

Por ejemplo, resulta curioso un cuento en donde un sacerdote católico descubre que otro sacerdote, muy devoto de su fe, mató a su propio hermano de sangre. Y fue esa devoción por la fe lo que lo hizo cometer la atrocidad. Sólo otro sacerdote capaz de entender el espíritu de los hombres, pudo descubrirlo. Ningún policía sospechó de alguien tan deseoso de agradar a Dios en cada momento. Hizo falta no un detective, sino un conocedor del alma, del bien y del mal en el ser humano.

Se trata del Padre Brown, un hombre de baja estatura, y presencia poco llamativa, que por su observación aguda y la empatía que logra con los personajes involucrados en distintos delitos, que van desde robos y engaños hasta homicidios, logra explicar hechos que ni el más habilidoso detective puede explicar. Dice Borges en uno de sus textos, que en el cuento policial, los investigadores buscan resolver lo confuso, no lo inexplicable. Esta es la diferencia que señala del Padre Brown con sus colegas literarios, quien se enfrenta a situaciones que en un principio tienen una explicación sobrenatural por lo desconcertante de los hechos, y les encuentra la causa natural. Un hombre de fe, que vive su vida en torno a una creencia sobrenatural, es el primero en encontrar las explicaciones racionales a los hechos que los demás, despreciándolo por ser religioso y creerlo poco capaz de conocer el mundo real, toman como sobrenaturales.

Una vez resuelto cada misterio, explicado cada hecho, el Padre Brown se dedica a intentar salvar el alma de quien acaba de cometer un acto fuera de la ley y que sólo él pudo ver. No condena, no entrega al delincuente a la policía, porque sabe de lo frágil del alma humana, y sabe que una persona puede arrepentirse y que la culpa es un sufrimiento grande. Uno de los primeros malhechores que desenmascara se convertirá en su ayudante en los cuentos siguientes. Al sacerdote que mató a su hermano, le promete no delatarlo pero lo convence a la vez de entregarse por su cuenta, porque será lo mejor para su alma. A otro hombre a quien también descubre en otro cuento, le pide que le redacte un texto - cual maestra de primaria - en donde detalle qué fue lo que lo llevó a cometer el homicidio. Allí el hombre le escribe que no sabe cómo pero que cuando mató a su víctima, supo al instante que había hecho algo malo, y le agradece al Padre Brown la oportunidad de poder decirselo por escrito.

El Padre Brown es ante todo una persona de mucha ternura y mucha humildad. Su sencillez y su sabiduría cautivan al lector con facilidad. También hará pensar a los lectores con frases inteligentes y reflexivas, que son breves pero tienen una profundidad de espíritu conmovedora. Al cerrar cada cuento del Padre Brown, de no más de diez o quince páginas cada uno, el lector le estará agradecido a su creador, el autor inglés G.K. Chesterton, alguien cuya obra es necesario conocer para todo admirador de la literatura.

Las imágenes incluidas en este artículo corresponden a las portadas de dos ediciones que hay en Uruguay de apenas una de las colecciones de cuentos del Padre Brown. De las dos, vale la pena la de Edaf por el prólogo Martínez Laínez, explicando las características del personaje comparado con otros protagonistas de cuentos policiales y con el resto de la obra del autor. La de Claridad, en cambio, tiene una mejor presentación si el libro se compra como regalo. En todo caso ambas son de los mejores regalos posibles que se le pueden hacer a alguien.

Ojalá pronto puedan encontrarse en la plaza local las otras cuatro de este fascinante personaje, así como las demás obras de Chesterton, entre las cuales hay biografías, ensayos políticos e históricos, poesía, novelas y cuentos. Más información (en inglés) del autor, su biografía y sus obras pueden encontrarse en el siguiente link:

http://chesterton.org/

sábado, 26 de diciembre de 2009

Por interés, ayudar a sobrevivir

La breve novela Un amor clandestino muestra cómo vivieron los franceses durante la ocupación nazi de Francia en los años de la Segunda Guerra Mundial. En primera persona, un profesor de alemán cuenta al lector episodios de ese período mientras vivía en la casa de sus padres, junto con su madre y su hermana. Esta última, viuda joven; la primera, sola por haber caído prisionero su esposo, padre del protagonista.

El señor profesor de alemán detesta a los nazis, pero ama el idioma alemán y todos los maestros de la literatura alemana. De entre los nazis, odia especialmente a uno que visita asiduamente su casa para tener relaciones sexuales con su hermana. Pero de a ratos parece que el motivo de su odio es soportar los gemidos de ella mientras el nazi la penetra, y no el amor por un familiar que se involucra con alguien despreciable. Bastante indiferente se muestra cuando, derrotados los nazis, un vecino la viola a la vista de todos en la calle, a modo de lección por haberle abierto no sólo las puertas de su casa a un nazi.

Pero los encuentros de la hermana del protagonista con el nazi le brindan a la casa algunas ventajas: seguridad, tranquilidad de que no será allanada, y para un profesor de alemán que podía despertar resentimiento en la resistencia francesa por realizar traducciones para las fuerzas ocupantes, la precaución de los integrantes de ésta para atacarlos. No fuera que el nazi amigo de la hermana se enojara con ellos y tomara represalias por quedar sin diversión.

Este conjunto de ventajas serán aprovechadas al límite por el protagonista. En una de sus vueltas para recoger los documentos que los nazis le pedían traducir, ve un muchacho judío a punto de ser deportado. La atracción física que siente por él lo motiva a llevarselo a su casa y ocultarlo en el sótano.

Durante dos años lo atenderá llevándole la poca comida que consiga, le enseñará sobre literatura, le conseguirá libros, mientras que su protegido le enseñará su idioma. Y además, mantendrán relaciones sexuales intensas y desbordantes de pasión, de locura. Nunca queda claro si en su escondite, el protegido lo hace por tener los mismos sentimientos que su... salvador, o por simple instinto de supervivencia. Claro que mientras la hermana tiene libertad para no reprimirse y hacer temblar las arañas del techo y llenar la casa con sus gritos durante los encuentros con su nazi, el protagonista debe esforzarse por reprimir las expresiones de su placer, so pena de ser descubiertos y que los nazis le quiten la fuente de su goce (su propia suerte le es indiferente, parece).

Estos hechos son narrados muchos años después por el protagonista, casi el único sobreviviente de todos los involucrados en la historia. Esos dos años en que se ocupa de cuidar al huesped oculto en el sótano y los hechos que en ese tiempo suceden, mostrarán a personas enfrentando momentos difíciles, algunas con cobardía, otras con increíble valentía, y otras con una ambigüedad que confunde. Nadie puede y nadie podrá nunca saber cómo actuaría en esas situaciones. Los personajes de Un amor clandestino tampoco saben si lo que hacen y deciden es lo que está bien o no, sólo intentan seguir viviendo, amanecer al día siguiente. Algunos lo logran y otros no.

miércoles, 29 de julio de 2009

Carta a Fernando Savater


Gracias, Fernando, por haber escrito Borges: la ironía metafísica. Es todo un género en sí mismo, creo, que escritores escriban sobre otros escritores, aquellos que admiran o que de alguna manera los han influido o conmovido a fondo.

Lo hizo Chesterton sobre Dickens y creo que algún otro autor; Vargas Llosa sobre mi compatriota Onetti; el mismo Borges con infinitos autores que admiró, y los ejemplos seguro que pueden seguir. Estas lecturas dan un goce doble. El de una aproximación privilegiada al autor objeto de comentarios, que llevará a conocer mejor su obra, y el leer a quien escribe sobre otro.

En Borges: la ironía metafísica, se nota tu pasión y tu admiración por el maestro Jorge Luis Borges, y allí logras transmitirla a otros lectores tímidos ante él. Para mucha gente, Georgie es "difícil" o "complicado" de leer, y esa gente se abstiene de hacerlo por tener esa percepción. Pero en realidad, Borges era un apasionado de la literatura como pocos, y quien comparta en cualquier medida esta pasión - sea más grande o más chica - tiene suficiente motivo para acercarse y disfrutarlo. Puede parecer complicado en algunos de sus cuentos, pero en realidad, son juegos bien elaborados, que ofrecen diversión más que cualquier otra cosa.

Tu me has confirmado la sensación de que no es necesario entender a Borges para disfrutarlo, porque en definitiva es disfrutarlo lo que nos permite entenderlo. La descripción que haces de la persona Borges y de su obra, tus comentarios y vivencias acerca de ella, provocarán en el lector la idea de conocer a Borges con solvencia, incluso aunque hayan leído en forma escasa al argentino. Si esa es la situación de cualquier lector ante la obra de Borges cuando lea tu libro, no te quepa duda que pronto la convertirá en abundante.

No sólo has ofrecido una obra de homenaje muy interesante y atrapante, sino que también has creado la necesidad de leer más al homenajeado. En lo personal, además, que Chesterton aparezca mencionado unas cinco o seis veces en el corto texto, me ha hecho sentir como en casa. Si Borges hubiera podido leer tu libro sobre Borges, se hubiera vuelto un gran fanático de Borges. Sin duda.

Gracias, Fernando.

jueves, 18 de junio de 2009

Cómo, por qué, para qué, en Uruguay.

Es un librito naranja, chiquito y finito, publicado en edición de bolsillo nada más, que se hace las preguntas del título. Lamentablemente estamos bien se llama, y fue escrito por una venezolana que se radicó en Uruguay. Como vendedor en una librería debo decir que la gente se interesa apenas se le comenta el tema del que trata, a pesar de lo poco solemne de su presentación estética. Alcanza con decir, "describe a los uruguayos, cómo somos y las cosas típicas que hacemos en cada ocasión (a saber; mate, salida a bailar, encare del sexo opuesto, etc.)", y lo compran, tanto extranjeros como compatriotas uruguayos. Se ve que hay sed de entendernos, y de que tenemos sed de entendernos. Total, no sale caro y por ese pequeño monto el público se saca la curiosidad.

Desde un guarda de transporte colectivo que cobra con el glande al aire a través de una rajadura de su pantalón, al frío del invierno o las conversaciones "pasajeras" que con los uruguayos no lo son tanto, pasando por los problemas de cambio al pagarle a un taxista; las anécdotas relatadas arman un retrato ingenioso. Las preguntas (las del título, otra vez) no encuentran muchas respuestas a lo largo del libro, tal vez alguna sí, pero no demasiadas. Lo interesante es cómo llega la autora a esas interrogantes. Vernos a través de los ojos de esta extranjera resulta por lo menos entretenido, aunque los efectos pueden ser más, y también, más profundos.

Hay muchos privilegios que tiene Uruguay, y mucho que los uruguayos tienen para agradecer. Pero por costumbre o por distracción, puede ser que no sean apreciados en forma habitual. Esta venezolana ayuda a ver esas cosas y a valorarlas más. También ayuda a ver cosas negativas acerca de nosotros mismos, que tampoco está mal tener en cuenta y recordar.

El estilo de redacción merece la pena más allá de los contenidos. La autora es licenciada en letras y esto le da un buen manejo de la escritura, que a su vez le da gran originalidad a los artículos. La lectura se vuelve así más atrapante y divertida, porque uno disfruta de cómo está contado lo que se cuenta.

Cada pequeño artículo - originalmente publicados en un diario de Montevideo - lleva dos o tres páginas, por lo tanto el libro puede leerse en varios momentos, como un viaje en ómnibus, una sala de espera, o incluso tal vez... en fin, cada uno sabrá encontrarlos (¿Qué opinas, Leila?). Es un libro que acompaña a todas partes, porque su contenido está organizado en artículos breves, y porque su formato de edición es pequeño y portátil. Pero seguro que incluso después de leída su última página y cerrado el libro, acompañará al lector por mucho tiempo.